Como habrán visto en mi currículum, yo no tengo formación docente. Soy universitario y, por lo tanto, las cuestiones didácticas y pedagógicas, se me dificultan. Aprendo a ser docente por ensayo y error, como bien señala José M. Esteve.
Haber optado por esta vocación es una decisión que ha marcado mi vida. Diez años en la docencia no son muchos ni pocos, pero es un modo de vida que transforma mi ser y estar en el mundo. Con el tiempo he aprendido a valorar el trabajo que desempeño y a ejercerlo con libertad y responsabilidad. Esta actitud hacia la docencia me regala, poco a poco, el premio de la felicidad.
En este momento me siento orgulloso de mi trabajo, porque lo mejor que puede hacer un ser humano es pensar y sentir. Y, lo mejor de los mejor es hacer pensar y sentir, es dar vida en plenitud, es ser Maestro. Además, debo enseñar a mis alumnos a vivir su humanidad en plenitud, a ser libres y felices.
La mejor forma de ser maestro es rescatar las preguntas que dieron origen al conocimiento. Si lo hago, estaré enseñando a mis alumnos a ser fuentes de conocimiento y a no conformarse con repetir lo que otros han dejado. Además, como bien señala Esteve, mis clases se volverán muy interesantes y lograré involucrar mejor a mis alumnos. Quiero encender el deseo de saber.
A lo anterior debo agregar el cambio y la actualización en mis métodos y estrategias, en la forma de dirigirme a mis grupos, de presentar el conocimiento y de evaluar. Un maestro vive mientras cambia, como todo ser vivo. Renovarse o morir, dice una frase. No puedo conformarme con repetirme a mí mismo.
Lo más importante: debo ser “maestro de humanidad”. Me llama la atención esta frase, porque muchas veces, igual que los alumnos, no encuentro sentido a las materias que imparto: a) porque no son necesarias; b) porque son demasiado teóricas; o, c) por cualquier otra razón. Sin embargo, es seguro que cualquier asignatura repercute en el alumno y lo marca de por vida. Definitivamente, mi trabajo es perfeccionar a una parte de la humanidad.
Gracias a esta lectura descubro que la docencia es una vocación que se cultiva y de la que puedo obtener múltiples satisfacciones: una vida plena, de placer y felicidad que es posible compartir con cientos y miles de personas que vienen detrás de mí: los jóvenes.
lunes, 10 de mayo de 2010
domingo, 9 de mayo de 2010
MI CONFRONTACIÓN CON LA DOCENCIA
Después de leer "La aventura de ser maestro" me doy cuenta de todos los defectos que tengo y de la enorme oportunidad que me brinda la vida para combatirlos y enamorarme de mi profesión de maestro.
En mi práctica docente se han presentado todas las dificultades señaladas por el autor: falta de identidad, comunicación deficiente, indisciplina, mal manejo en el nivel de los contenidos y la vergüenza de ser profesor. Suena feo, pero así es.
1. Durante diez años de docencia, no he logrado identificarme plenamente con mi trabajo: sigo siendo un novato en la enseñanza. No logro encajar en el molde del maestro ideal, es más, a veces ni siquiera lo tengo bien definido. Sin embargo, gracias a la lectura, creo entender que soy maestro de humanidad, que lo más importante son los alumnos, que a ellos nos debemos y por ellos trabajamos. Me imagino que teniendo como prioridad a los alumnos (seres humanos y no entes de conocimiento o aprendices), elaboraré bien mis estrategias didácticas y mejoraré mi relación con ellos.
2. En lo que a comunicación se refiere, en mi práctica ha habido de dos sopas: o ellos hablan o yo hablo (siempre prevaleciendo la segunda). Efectivamente, como dice José M. Esteve, debo cuidar que en adelante mi clase sea un verdadero espacio de comunicación, donde cada elemento cumpla su función.
3. La cuestión disciplinaria ha sido mi caballito de batalla. Por supuesto que he mejorado bastante (sobre todo en este semestre). Como dice la lectura, alguien me aconsejó no sonreír sino hasta diciembre (me funcionó). Sin embargo, mi propósito es lograr un ambiente de armonía con los alumnos para que todos trabajemos felices.
4. Tengo la tendencia, a elevar el lenguaje en clase; sobretodo cuando se trata de castigar a los alumnos. No es un problema que se me presente a menudo; aunque, a decir de los alumnos, mis exámenes son difíciles. Debo esforzarme por simplificar más las cosas y aterrizar los contenidos para que sean verdaderamente significativos para ellos.
5. El punto cinco lo titulé "Vergüenza de ser profesor" y es que, como apunta el autor es una profesión bastante devaluada ya que la sociedad actual mide el éxito sólo por el bienestar económico. Ahora, creo que en vez de ser un obstáculo, debo convertir mi vergüenza en un orgullo y enseñar a los alumnos a valorar a las personas por lo que son y no por lo que tienen.
Agradezco a la vida y a la UPN la oportunidad que me brindan de ser maestro y de mejorar mi desempeño.
En mi práctica docente se han presentado todas las dificultades señaladas por el autor: falta de identidad, comunicación deficiente, indisciplina, mal manejo en el nivel de los contenidos y la vergüenza de ser profesor. Suena feo, pero así es.
1. Durante diez años de docencia, no he logrado identificarme plenamente con mi trabajo: sigo siendo un novato en la enseñanza. No logro encajar en el molde del maestro ideal, es más, a veces ni siquiera lo tengo bien definido. Sin embargo, gracias a la lectura, creo entender que soy maestro de humanidad, que lo más importante son los alumnos, que a ellos nos debemos y por ellos trabajamos. Me imagino que teniendo como prioridad a los alumnos (seres humanos y no entes de conocimiento o aprendices), elaboraré bien mis estrategias didácticas y mejoraré mi relación con ellos.
2. En lo que a comunicación se refiere, en mi práctica ha habido de dos sopas: o ellos hablan o yo hablo (siempre prevaleciendo la segunda). Efectivamente, como dice José M. Esteve, debo cuidar que en adelante mi clase sea un verdadero espacio de comunicación, donde cada elemento cumpla su función.
3. La cuestión disciplinaria ha sido mi caballito de batalla. Por supuesto que he mejorado bastante (sobre todo en este semestre). Como dice la lectura, alguien me aconsejó no sonreír sino hasta diciembre (me funcionó). Sin embargo, mi propósito es lograr un ambiente de armonía con los alumnos para que todos trabajemos felices.
4. Tengo la tendencia, a elevar el lenguaje en clase; sobretodo cuando se trata de castigar a los alumnos. No es un problema que se me presente a menudo; aunque, a decir de los alumnos, mis exámenes son difíciles. Debo esforzarme por simplificar más las cosas y aterrizar los contenidos para que sean verdaderamente significativos para ellos.
5. El punto cinco lo titulé "Vergüenza de ser profesor" y es que, como apunta el autor es una profesión bastante devaluada ya que la sociedad actual mide el éxito sólo por el bienestar económico. Ahora, creo que en vez de ser un obstáculo, debo convertir mi vergüenza en un orgullo y enseñar a los alumnos a valorar a las personas por lo que son y no por lo que tienen.
Agradezco a la vida y a la UPN la oportunidad que me brindan de ser maestro y de mejorar mi desempeño.
LOS SABERES DE MIS ESTUDIANTES
En este breve escrito reflexionaré sobre lo que hacen mis alumnos con el Internet. Para esto apliqué una breve encuesta que, si bien, no arroja resultados cien por ciento válidos, me permite darme una idea sobre los saberes y usos de mis alumnos con respecto a Internet.
La mayoría utiliza el Internet para obtener información. Ésta es tan variada como accesible. Afortunadamente, prevalece la búsqueda de datos para cumplir con tareas escolares. Otro uso común es el de los videos. Este uso es de mero entretenimiento, ya que buscan temas triviales y divertidos. Igualmente importante es el intercambio de fotografías e información entre amigos. Por último, es poco usual que colaboren o publiquen información original y, nunca han utilizado este medio para comprar o vender.
Para aprovechar el Internet en el aula y en el proceso de enseñanza aprendizaje, mis alumnos sugieren:
a) Tareas sobre la materia, para buscarlas en páginas específicas.
b) Organizar discusiones en línea.
c) Plantear problemas que deban resolverse mediante el uso de Internet.
d) Crear páginas o medios (como blogs) sobre la materia.
Como es de esperarse, hay algunos que saben más y otros menos sobre Internet. Los que saben más quisieran enseñar a sus compañeros a cambiar formatos, consultar enciclopedias y utilizar correctamente los buscadores. Los que saben menos están dispuestos a aprender. La enseñanza se hará en el aula, en la sala de cómputo y a través del mismo uso de Internet.
En conclusión, mis alumnos saben utilizar las funciones básicas de Internet: búsqueda e intercambio de información, videos e imágenes. Les falta participar activamente en el medio; para lograrlo, necesito crear los elementos y estrategias que los empujen sacarle el máximo provecho.
La mayoría utiliza el Internet para obtener información. Ésta es tan variada como accesible. Afortunadamente, prevalece la búsqueda de datos para cumplir con tareas escolares. Otro uso común es el de los videos. Este uso es de mero entretenimiento, ya que buscan temas triviales y divertidos. Igualmente importante es el intercambio de fotografías e información entre amigos. Por último, es poco usual que colaboren o publiquen información original y, nunca han utilizado este medio para comprar o vender.
Para aprovechar el Internet en el aula y en el proceso de enseñanza aprendizaje, mis alumnos sugieren:
a) Tareas sobre la materia, para buscarlas en páginas específicas.
b) Organizar discusiones en línea.
c) Plantear problemas que deban resolverse mediante el uso de Internet.
d) Crear páginas o medios (como blogs) sobre la materia.
Como es de esperarse, hay algunos que saben más y otros menos sobre Internet. Los que saben más quisieran enseñar a sus compañeros a cambiar formatos, consultar enciclopedias y utilizar correctamente los buscadores. Los que saben menos están dispuestos a aprender. La enseñanza se hará en el aula, en la sala de cómputo y a través del mismo uso de Internet.
En conclusión, mis alumnos saben utilizar las funciones básicas de Internet: búsqueda e intercambio de información, videos e imágenes. Les falta participar activamente en el medio; para lograrlo, necesito crear los elementos y estrategias que los empujen sacarle el máximo provecho.
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