Después de leer "La aventura de ser maestro" me doy cuenta de todos los defectos que tengo y de la enorme oportunidad que me brinda la vida para combatirlos y enamorarme de mi profesión de maestro.
En mi práctica docente se han presentado todas las dificultades señaladas por el autor: falta de identidad, comunicación deficiente, indisciplina, mal manejo en el nivel de los contenidos y la vergüenza de ser profesor. Suena feo, pero así es.
1. Durante diez años de docencia, no he logrado identificarme plenamente con mi trabajo: sigo siendo un novato en la enseñanza. No logro encajar en el molde del maestro ideal, es más, a veces ni siquiera lo tengo bien definido. Sin embargo, gracias a la lectura, creo entender que soy maestro de humanidad, que lo más importante son los alumnos, que a ellos nos debemos y por ellos trabajamos. Me imagino que teniendo como prioridad a los alumnos (seres humanos y no entes de conocimiento o aprendices), elaboraré bien mis estrategias didácticas y mejoraré mi relación con ellos.
2. En lo que a comunicación se refiere, en mi práctica ha habido de dos sopas: o ellos hablan o yo hablo (siempre prevaleciendo la segunda). Efectivamente, como dice José M. Esteve, debo cuidar que en adelante mi clase sea un verdadero espacio de comunicación, donde cada elemento cumpla su función.
3. La cuestión disciplinaria ha sido mi caballito de batalla. Por supuesto que he mejorado bastante (sobre todo en este semestre). Como dice la lectura, alguien me aconsejó no sonreír sino hasta diciembre (me funcionó). Sin embargo, mi propósito es lograr un ambiente de armonía con los alumnos para que todos trabajemos felices.
4. Tengo la tendencia, a elevar el lenguaje en clase; sobretodo cuando se trata de castigar a los alumnos. No es un problema que se me presente a menudo; aunque, a decir de los alumnos, mis exámenes son difíciles. Debo esforzarme por simplificar más las cosas y aterrizar los contenidos para que sean verdaderamente significativos para ellos.
5. El punto cinco lo titulé "Vergüenza de ser profesor" y es que, como apunta el autor es una profesión bastante devaluada ya que la sociedad actual mide el éxito sólo por el bienestar económico. Ahora, creo que en vez de ser un obstáculo, debo convertir mi vergüenza en un orgullo y enseñar a los alumnos a valorar a las personas por lo que son y no por lo que tienen.
Agradezco a la vida y a la UPN la oportunidad que me brindan de ser maestro y de mejorar mi desempeño.
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Esteban, Buenas noches.
ResponderEliminarAl leer tu documento, me ví reflejado en un espejo,apenas llevas 10 años, un servidor lleva 25, pero estos 10 años últimos, el que me esten puliendo constantemente y me inviten a pertenecer al grupo de investigadores de mi plantel, me ha dado la oportunidad de cambiar de actitud.
Comulgo con muchas cosas con tigo, al grado desde que leí tu perfil, me gustaria que fueras mi maestro para aprender de tí, todo lo que sabes y además de que te dije que quiero aprender poesia, para dejarse como herencia a mi nieta Regina que apenas tiene dos años.
Sigue adelante.
Saludos